Desde
que tengo uso de razón me siento con el espíritu por el suelo. No me gusta
meterme con otros países, no me siento en la posición de hacerlo, nadie sabe lo
que pasa realmente en un lugar sin vivir en él, solo me limitaré en decir que
el mundo está mal, las religiones en general tienen poco que ver con Dios, o
con amor, sino con juzgar a los demás, todo lo que tenga que ver con una religión
hoy en día es una farsa.
No
hay amor en ningún lado, sólo miedo, miedo del infierno, miedo del que piensa
distinto, miedo a la libertad y sobre todo miedo a que somos dueños de nuestro
destino. Miedo y mucho miedo.
Lamentablemente
tenemos la ilusión de que hemos evolucionado, la fantasía de la libertad, lo
poco que hemos avanzado. Los fraudes, el fanatismo, la avaricia, la triste
comodidad, la terquedad, la intolerancia, el miedo. Sobre todo el miedo.
Temo
por el mundo, un mundo al que le perdí la fe y el respeto hace mucho tiempo, o
por lo menos a la gente que lo habita, son
gente podrida por la avaricia, el poder y no tiene interés por una
humanidad mejor. No se educa a las futuras generaciones, tristemente ahora
importa más saber usar un arma que leer un libro, y los que nos preocupamos por
eso, somos los equivocados, los idealistas y los tontos. ¿En qué mundo estamos
viviendo?
Siento
que todos estamos dormidos, idiotizados, cansados, nos hemos metido en la
cabeza que nada importa. No hay héroes, solo víctimas de los ogros que nos
gobiernan.
¿De
qué sirve irse del país si el mundo en general está mal? ¿Te quedas o te vas? ¡Da
igual! ¿Sonreír o maldecir? ¡Da igual! El mundo sigue mal hagas lo que hagas,
porque estamos tan mal que nada de lo que intente hacer una de mil personas, hará
un cambio en alguien, solo en ti mismo, pero eso también cuenta, por lo menos
para tu paz interior. No se trata de esperar un líder, se trata de abrir los
ojos y darnos cuenta que merecemos un país mejor, un mundo mejor.
Desde
que tengo uso de razón me siento con el espíritu por el suelo. No me gusta
meterme con otros países, no me siento en la posición de hacerlo, nadie sabe lo
que pasa realmente en un lugar sin vivir en él, solo me limitaré en decir que
el mundo está mal, las religiones en general tienen poco que ver con Dios, o
con amor, sino con juzgar a los demás, todo lo que tenga que ver con una religión
hoy en día es una farsa.
No
hay amor en ningún lado, sólo miedo, miedo del infierno, miedo del que piensa
distinto, miedo a la libertad y sobre todo miedo a que somos dueños de nuestro
destino. Miedo y mucho miedo.
Lamentablemente
tenemos la ilusión de que hemos evolucionado, la fantasía de la libertad, lo
poco que hemos avanzado. Los fraudes, el fanatismo, la avaricia, la triste
comodidad, la terquedad, la intolerancia, el miedo. Sobre todo el miedo.
Temo
por el mundo, un mundo al que le perdí la fe y el respeto hace mucho tiempo, o
por lo menos a la gente que lo habita, son
gente podrida por la avaricia, el poder y no tiene interés por una
humanidad mejor. No se educa a las futuras generaciones, tristemente ahora
importa más saber usar un arma que leer un libro, y los que nos preocupamos por
eso, somos los equivocados, los idealistas y los tontos. ¿En qué mundo estamos
viviendo?
Siento
que todos estamos dormidos, idiotizados, cansados, nos hemos metido en la
cabeza que nada importa. No hay héroes, solo víctimas de los ogros que nos
gobiernan.
¿De
qué sirve irse del país si el mundo en general está mal? ¿Te quedas o te vas? ¡Da
igual! ¿Sonreír o maldecir? ¡Da igual! El mundo sigue mal hagas lo que hagas,
porque estamos tan mal que nada de lo que intente hacer una de mil personas, hará
un cambio en alguien, solo en ti mismo, pero eso también cuenta, por lo menos
para tu paz interior. No se trata de esperar un líder, se trata de abrir los
ojos y darnos cuenta que merecemos un país mejor, un mundo mejor.